domingo, 23 de junio de 2013

Hasta donde se sepa...




Hasta donde se sepa, en nuestro país, muy poco se ha incursionado en la ciencia de la sigilografía, (estudio de los sellos) como una nueva disciplina arqueológica auxiliar de la historia. 
Al parecer en la Academia Nacional de Historia, existe una sección de sigilografía, y debe haber prestigiosos miembros  que de una u otra forma habrán aportado en esta materia. Desconocemos si existen estudios investigativos o publicaciones al respecto.

Con toda seguridad, una de las causa para no tener estudios serios de sigilografía es el “saqueo” de que fueron objeto los archivos nacionales, de parte especialmente de “investigadores”, salvo muy honrosas excepciones; o, empíricos, que tuvieron acceso “privilegiado” a ellos, aún antes  de que tales archivos sean protegidos por la ley; los documentos, los sellos que acompañaban a esos importantes documentos de los inicios mismos de la colonia, fueron sustraídos, retirados, o mutilados, precisamente por lo curioso o tal vez raros ejemplares; por ello los pocos documentos que se conservan en archivos públicos y que un lejano día fueron expedidos por los monarcas españoles, carecen de los sellos de placa, cera, lacre o plomo que traían aparejados, porque fueron expoliados.


Este pequeño ensayo no pretende incursionar a fondo en esta  interesante materiadel estudio del sello, la sigilografía; sino más bien recopilar y hacer observaciones generales de ellos para que algún día, investigadores más hábiles incursionen a fondo en esta ciencia, auxiliar de la historia.

De tiempos de la colonia tenemos ejemplares de sellos reales; y, desde que se estableció el papel sellado; hasta casi el final del siglo XX, tenemos también hermosos  sellos en muchas formas y diseños estampados o impresos en el  famoso papel sellado oficial, que cerca de su fin se llamó también papel timbrado.
Como parte integrante  de la sigilografía incluimos un estudio del signo notarial, aquel que por sus características  llego a asimilar la función de un sello impreso de puño y letra de los escribanos, que daba autenticidad y solemnidad al acto escribano. 
De los archivos públicos locales como  del  Archivo Nacional de Historia- Sección Azuay,adscrito a la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay; de la Notaría Sexta, del Archivo Eclesiástico de Cuenca; y, de colecciones particulares, hemos tomado no todos pero sí los más bien conservados y bellos ejemplares para como se ha dicho interesar a estudios más detallados de la sigilografía nacional.







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