domingo, 23 de junio de 2013

INFORMACIÓN ADICIONAL

INFORMACIÓN ADICIONAL El sello se puede definir como una huella obtenida sobre un soporte maleable mediante la estampación de una matriz grabada que contiene las señales características de una persona o institución. Puede presentar sólo una o dos caras distintas estampadas (anverso-reverso). La leyenda es la parte epigráfica que sirve para identificar al titular del sello; normalmente se encuentra dispuesta alrededor de la figura que ocupa el campo del sello y que normalmente está separada de la misma mediante el filete. (U orla) Los materiales más utilizados en los sellos medievales y modernos fueron el metal (plomo, oro y plata), la cera (virgen o coloreada con aditivos varios), el lacre y el papel. Las formas más comunes son redonda, con forma de huso, ovalada, con forma de escudo; las dimensiones varían desde pocos milímetros hasta 10-15 cm. La tipología iconográfica de las figuras es muy variada y compleja: Desde la efigie del titular de medio busto o de cuerpo entero (sentado en el trono, en pie, a caballo), hasta la imagen de santos, monumentos, escudos heráldicos, escenas inspiradas en oficios o extraídas del repertorio iconográfico religioso. En relación con el documento escrito, el sello puede ser adherente (en contacto directo con el soporte escrito) o pendiente (mediante hilos o tiras de pergamino). Entre las funciones que desempeñaban, la más importante ha sido la función jurídico-diplomática porque el sello se emplea especialmente en el caso de la Edad Media, como la forma más destacada y solemne de corroboración del documento elaborado en las cancillerías. Con la afirmación de la praxis documental se extendió también a todos los estratos sociales como medio para indicar la expresión de la voluntad del autor y conferir credibilidad al documento escrito. Fue la lámina en que estaban gravadas las armas o divisa del Rey, y que se estampaba en las provisiones, instrumentos, cartas de importancia u otros papeles para testificar y autenticar su contenido, y darle la correspondiente autoridad; por no ser tan fácil contrahacer los sellos como las firmas, estos cuños eran técnica y artísticamente elaborados, y custodiados por oficiales administrativos expresamente designados por el propio rey”.Biblioteca Vaticana.

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